¿Cómo han visto los misioneros la decisión gubernamental de repatriar a España a los dos r religiosos infectados por el virus del ébola, Miguel Pajares y Manuel García Viejo, finalmente fallecidos? ¿Lo habían pedido ellos mismos o la autoridad eclesiástica?
Si soy sincero no sé si
explÍcitamente lo pidieron ellos, pero me parece algo secundario. El Estado sabe
que debe cumplir su deber con todo ciudadano español en situaciones como esas.
Máxime si son personas que han entregado toda una vida al servicio de los más
pobres… Luego depende de diversas circunstancias.
¿Cree
que las medidas de aislamiento fueron suficientes en el traslado y
posteriormente en el Hospital Carlos III de Madrid? ¿Cree que se les trató
mÉdicamente cómo se merecían?
Bueno, la realidad ha
demostrado que no fueron suficientes… Pero, digámoslo de una vez: no pongamos
tanto esfuerzo en aislarnos cuanto en atajar el mal donde está, en África. ¿Por
qué no enviamos recursos humanos (médicos, enfermeras,…) y materiales (equipos)
para frenarlo allí? ¿Por qué seguimos permitiendo que vivan en la miseria y sin
condiciones mínimas de defenderse, no sólo del ébola, sino de enfermedades
curables de las que mueren por miles cada día?Pareciera que, como alguien
dijo: “no queremos salvar a los pobres, sino salvarnos de los pobres”.
Ustedes
los misioneros, como los miembros de las ONGs, saben que se exponen a contraer
enfermedades graves o a secuestros, pero aún así insisten en estar al lado de
quienes más sufren en estos países pobres…
En nuestro caso es una
opción de vida y desde nuestra fe. Tenemos que ser consecuentes con lo que
creemos y con lo que decimos. De verdad, no lo vivimos con tanto dramatismo
sino como lo más normal. Y son mucho mayores las satisfacciones que tenemos
allí.
En el caso del religioso
leonés de Folgoso de la Ribera, Manuel G. Viejo, le cae encima el estigma de
haber provocado el contagio a la auxiliar de enfermería Teresa Romero. ¿Lo ve
justo?
Las dos cosas han sido
tremendamente injustas. El religioso Manuel no fue culpable ni de enfermarse ni
de contagiar a Teresa. Sucedió así y punto. Había entregado la vida poco a
poco, día a día, y luego compartió la suerte de aquellos a los que se dedicó
sin alharacas. Y lo de Teresa es más grave aún: una mujer que se dedica a su
profesión, asume todos los riesgos y tiene la mala suerte de contagiarse y en
lugar de reconocérsele el gran mérito de haberse ofrecido voluntaria, se la
culpa de irresponsabilidad…Indigno y vergonzoso por decir lo menos. Los
institutos misioneros, en un comunicado
que he firmado, sí la hemos agradecido y reconocido.
¿Cree
como el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid que la culpa del
contagio fue de la propia auxiliar que no supo manipular el traje de
aislamiento?
El mero hecho de decirlo,
peligrando gravemente en ese momento la vida de Teresa, lo descalifica para el
cargo.
¿Cree
acertada la actuación del Ministerio de Asuntos Exterior es español ante esta
crisis? ¿Y la respuesta de la sociedad española en general?
El Ministerio pienso que ha
cumplido con la seguridad de los ciudadanos españoles; pero le cabe la responsabilidad
de propiciar una respuesta europea mucho más solidaria: no se ha hecho casi
nada.
La sociedad española ha
estado muy dividida en tres grupos:1) los totalmente egoístas que pensaron sólo
en ellos y su seguridad (los que hubieran estado muy tranquilos si Miguel y
Manuel hubieran muerto en África); 2) los que pusieron el grito en el cielo por
la muerte del perrito Excalibur, (hubiera sido mejor que no lo hubieran
sacrificado, dicho sea de paso) pero no pensaron para nada en los miles de
niños pobres que mueren cada día y no sólo por el ébola; y 3) aquellos que sí
han sido conscientes de lo que nos jugamos y han reclamado del Gobierno y de
todos mayor solidaridad.
¿Manuel
y Miguel han sido héroes, mártires o víctimas de esta situación?
Ninguna de las tres cosas:
creyentes en el Señor Jesús que entregaron su vida sencillamente a la causa de
los pobres y corrieron su misma suerte. Hay miles cada día que mueren antes de
tiempo.
¿Los
medios de comunicación han contribuido a extender la alarma social?
Hay muy honrosas excepciones
y les felicito por la veracidad y responsabilidad en la información y, más aún,
por señalar las verdaderas causas del problema: el empobrecimiento y la
desigualdad entre los pueblos. Por desgracia, muchos medios sólo pensaron en
regodearse en la noticia (“vendía mucho”), crear exagerado alarmismo desviando
la atención de lo importante y -peor aún- buscando chivos expiatorios (primero
los misioneros, después Teresa). A veces me sentí avergonzado de ser
comunicador social.
Esta
semana ha sido la del DOMUND. ¿Cómo andamos los españoles de solidaridad
económica con la causa de las misiones?
Sinceramente, a pesar de la
crisis, la solidaridad con las misiones y los misioneros sigue creciendo en
España. Y supongo que también siguen creciendo las oraciones. De lo que ya no
estoy tan seguro es del ejemplo de vida y del testimonio de los cristianos y
las comunidades… ¡eso cuesta más!
¿Cuántos
misioneros leoneses hay actualmente desarrollando su labor en estos países
africanos llamados de riesgo?
De la Diócesis de León hay
50 en África, pero ninguno en los países del ébola. De la de Astorga creo que
son 38 misioneros en África, 6 de ellos en la zona ‘roja’ del virus.
Usted
ha estado destinado varias décadas en diversos lugares de Perú. ¿Cómo vive el
cambio con el nuevo trabajo de coordinación misionera desde los despachos en
Madrid?
Sí, llegué allí el 13 de
diciembre de 1975… He estado en cuatro zonas bien distintas, desde un puerto
pesquero hasta los 4.000 metros de altitud junto al lago Titicaca, desde los
desiertos del Sur a las barriadas de la gran Lima. En los cuatro sitios he sido
feliz. Lo sigo siendo en Madrid, pero de forma muy distinta. Y en cuanto cumpla
mis cinco años, si Dios quiere, me regresaré a Perú ¡hasta que el cuerpo
aguante!
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