miércoles, 19 de noviembre de 2014

ENTREVISTA PARA GENTE EN LEÓN DE JOSE MARÍA ROJO


¿Cómo han visto los misioneros la decisión gubernamental de repatriar a España a los dos r religiosos infectados por el virus del ébola, Miguel Pajares y Manuel García Viejo, finalmente fallecidos? ¿Lo habían pedido ellos mismos o la autoridad eclesiástica?

Si soy sincero no sé si explÍcitamente lo pidieron ellos, pero me parece algo secundario. El Estado sabe que debe cumplir su deber con todo ciudadano español en situaciones como esas. Máxime si son personas que han entregado toda una vida al servicio de los más pobres… Luego depende de diversas circunstancias.

¿Cree que las medidas de aislamiento fueron suficientes en el traslado y posteriormente en el Hospital Carlos III de Madrid? ¿Cree que se les trató mÉdicamente cómo se merecían?
Bueno, la realidad ha demostrado que no fueron suficientes… Pero, digámoslo de una vez: no pongamos tanto esfuerzo en aislarnos cuanto en atajar el mal donde está, en África. ¿Por qué no enviamos recursos humanos (médicos, enfermeras,…) y materiales (equipos) para frenarlo allí? ¿Por qué seguimos permitiendo que vivan en la miseria y sin condiciones mínimas de defenderse, no sólo del ébola, sino de enfermedades curables de las que mueren por miles cada día?Pareciera que, como alguien dijo: “no queremos salvar a los pobres, sino salvarnos de los pobres”.

Ustedes los misioneros, como los miembros de las ONGs, saben que se exponen a contraer enfermedades graves o a secuestros, pero aún así insisten en estar al lado de quienes más sufren en estos países pobres…
En nuestro caso es una opción de vida y desde nuestra fe. Tenemos que ser consecuentes con lo que creemos y con lo que decimos. De verdad, no lo vivimos con tanto dramatismo sino como lo más normal. Y son mucho mayores las satisfacciones que tenemos allí.
En el caso del religioso leonés de Folgoso de la Ribera, Manuel G. Viejo, le cae encima el estigma de haber provocado el contagio a la auxiliar de enfermería Teresa Romero. ¿Lo ve justo?
Las dos cosas han sido tremendamente injustas. El religioso Manuel no fue culpable ni de enfermarse ni de contagiar a Teresa. Sucedió así y punto. Había entregado la vida poco a poco, día a día, y luego compartió la suerte de aquellos a los que se dedicó sin alharacas. Y lo de Teresa es más grave aún: una mujer que se dedica a su profesión, asume todos los riesgos y tiene la mala suerte de contagiarse y en lugar de reconocérsele el gran mérito de haberse ofrecido voluntaria, se la culpa de irresponsabilidad…Indigno y vergonzoso por decir lo menos. Los institutos  misioneros, en un comunicado que he firmado, sí la hemos agradecido y reconocido.
¿Cree como el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid que la culpa del contagio fue de la propia auxiliar que no supo manipular el traje de aislamiento?
El mero hecho de decirlo, peligrando gravemente en ese momento la vida de Teresa, lo descalifica para el cargo.
¿Cree acertada la actuación del Ministerio de Asuntos Exterior es español ante esta crisis? ¿Y la respuesta de la sociedad española en general?
El Ministerio pienso que ha cumplido con la seguridad de los ciudadanos españoles; pero le cabe la responsabilidad de propiciar una respuesta europea mucho más solidaria: no se ha hecho casi nada.
La sociedad española ha estado muy dividida en tres grupos:1) los totalmente egoístas que pensaron sólo en ellos y su seguridad (los que hubieran estado muy tranquilos si Miguel y Manuel hubieran muerto en África); 2) los que pusieron el grito en el cielo por la muerte del perrito Excalibur, (hubiera sido mejor que no lo hubieran sacrificado, dicho sea de paso) pero no pensaron para nada en los miles de niños pobres que mueren cada día y no sólo por el ébola; y 3) aquellos que sí han sido conscientes de lo que nos jugamos y han reclamado del Gobierno y de todos mayor solidaridad.
¿Manuel y Miguel han sido héroes, mártires o víctimas de esta situación?
Ninguna de las tres cosas: creyentes en el Señor Jesús que entregaron su vida sencillamente a la causa de los pobres y corrieron su misma suerte. Hay miles cada día que mueren antes de tiempo.
¿Los medios de comunicación han contribuido a extender la alarma social?
Hay muy honrosas excepciones y les felicito por la veracidad y responsabilidad en la información y, más aún, por señalar las verdaderas causas del problema: el empobrecimiento y la desigualdad entre los pueblos. Por desgracia, muchos medios sólo pensaron en regodearse en la noticia (“vendía mucho”), crear exagerado alarmismo desviando la atención de lo importante y -peor aún- buscando chivos expiatorios (primero los misioneros, después Teresa). A veces me sentí avergonzado de ser comunicador social.
Esta semana ha sido la del DOMUND. ¿Cómo andamos los españoles de solidaridad económica con la causa de las misiones?
Sinceramente, a pesar de la crisis, la solidaridad con las misiones y los misioneros sigue creciendo en España. Y supongo que también siguen creciendo las oraciones. De lo que ya no estoy tan seguro es del ejemplo de vida y del testimonio de los cristianos y las comunidades… ¡eso cuesta más!
¿Cuántos misioneros leoneses hay actualmente desarrollando su labor en estos países africanos llamados de riesgo?
De la Diócesis de León hay 50 en África, pero ninguno en los países del ébola. De la de Astorga creo que son 38 misioneros en África, 6 de ellos en la zona ‘roja’ del virus.
Usted ha estado destinado varias décadas en diversos lugares de Perú. ¿Cómo vive el cambio con el nuevo trabajo de coordinación misionera desde los despachos en Madrid?

Sí, llegué allí el 13 de diciembre de 1975… He estado en cuatro zonas bien distintas, desde un puerto pesquero hasta los 4.000 metros de altitud junto al lago Titicaca, desde los desiertos del Sur a las barriadas de la gran Lima. En los cuatro sitios he sido feliz. Lo sigo siendo en Madrid, pero de forma muy distinta. Y en cuanto cumpla mis cinco años, si Dios quiere, me regresaré a Perú ¡hasta que el cuerpo aguante!

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