JMª Rojo
El informe que Intermond/ Oxfam han presentado con motivo
de la reunión de Davos no puede dejarnos indiferentes a nadie, especialmente a
los cristianos, los creyentes en el Dios de la Vida y seguidores del Señor
Jesús que nos hermanó a todos al hacerse uno de los nuestros.
La idílica localidad suiza de
Davos, en el corazón de los Alpes, es el escenario de una cumbre anual –la
“cumbre de cumbres”- organizada por el Foro Económico Mundial a la que acuden
las personalidades más influyentes del planeta, desde 1971. La edición de 2014 –del 21 al 25 de Enero-
contó con más 2.500 participantes procedentes de casi 100 países, entre los que
se incluyen más de 40 jefes de Estado y de gobierno, más de 1.500 líderes empresariales
de la 1.000 compañías que forman parte del Foro, además de representantes de
organizaciones internacionales, la sociedad civil, los medios de comunicación,
la educación y las artes.
Se supone que es para tratar de dar
solución a algunos de los problemas más graves que aquejan a la humanidad. Y
qué duda cabe, uno de los principales, sino el principal, es la brecha que
divide a ricos y pobres y que causa el mayor número de víctimas en el mundo
(por el hambre y todas las secuelas que arrastra).
Algunos datos fríos aportados por
el citado informe nos dicen a las claras que desde 1971 no sólo no se ha
arreglado nada sino que se ha empeorado alarmantemente:
Las 85 personas más ricas
del mundo acumulan tanta riqueza como la mitad más pobre de la Humanidad (3.570
millones de seres humanos).
• La mitad de la riqueza del mundo (110 billones de dólares)
está concentrada en el 1% de las personas.
• Ese 1% de las personas más pudientes del planeta han
incrementado sus ganancias en un 60% en los últimos 20 años.
• Los 240.000 millones de dólares de ingresos netos que solo
en 2012 acumularon las 100 personas más ricas del mundo podrían acabar cuatro
veces con la pobreza extrema.
• En Europa, los ingresos conjuntos de las 10 personas más
ricas (217.000 millones de euros) superan el coste total de las medidas de
estímulo aplicadas en la Unión entre 2008 y 2010 (200.000 millones).
• En España, la riqueza de las 20 personas más ricas (77.000
millones de euros) es equivalente a la renta del 20% de las personas más
pobres. Antes de la crisis, el 20% de los españoles más ricos ganaba 5,3 veces
más que el 20% más pobre; pero en 2011, esta cifra había aumentado a 7,5 veces.
De entrada, ¿no suena a insulto la
simple reunión anual de Davos? Tanta parafernalia de medidas de seguridad,
tanto lujo en alojamientos, comidas/bebidas, tanto gasto en expertos y
asesores, tantos viajes en exclusiva clase super A 1… Sí, a la vista de los
resultados debería darles vergüenza y renunciar a reunirse: fracaso mayor es
imposible imaginarse.
Los mismos autores del informe
Intermond/Oxfam apuntan algunas medidas elementales que solucionarían de plano
o reducirían sustancialmente ese grave problema de la inequidad. Y, por
supuesto, los participantes anuales en la cita lo saben y muy bien. Si algo les
sobra es inteligencia para conocerlo y expertos/asesores para decirles el cómo
hacerlo…
Pero no, simple y llanamente falta
voluntad política: hay en ellos una clara decisión de mantener el sistema y el
modelo económico justamente diseñados para eso, para que “los ricos sean cada
vez más ricos a costa de pobres cada vez más pobres” (Juan Pablo II).
¿Por qué todos los grandes medios
de comunicación del mundo se hacen eco de una cita que –saben bien- es una
burla a la humanidad y un insulto a todos los pobres del planeta? Porque son
pagados para ello, para que sigan entreteniéndonos y engañándonos con bonitas
palabras y promesas…
El papa Francisco se dirigió a los
participantes enviando un mensaje y entre otras cosas les decía: Es intolerable
que todavía miles de personas mueran cada día de hambre, a pesar de las grandes
cantidades de alimentos disponibles y, a menudo, simplemente desperdiciados.
Del mismo modo, no pueden dejar de impresionarnos los imnumerables refugiados
que buscando condiciones de vida con un mínimo de dignidad, no sólo no
consiguen encontrar hospitalidad, sino que a menudo mueren trágicamente
mientras se desplazan de un lugar a otro
Los cristianos tenemos que seguir
repitiendo el grito de Dios en la Biblia: Caín, dónde está tu hermano? ¿cómo
está tu hermano? ¿qué sabes de tu hermano? ¿qué estás haciendo con tu hermano?
Identificar bien a los caínes de hoy (con nombres y apellidos), identificar la
parte de caín que hay en cada uno de nosotros y que nos pide mirar para otro
lado y callarnos…
Por favor, no más Davos, tengamos
todos –al menos- la vergüenza de no insultar públicamente a los pobres. Y, si
somos capaces, pongamos manos a la obra para revertir la situación. Otro mundo
es posible, si nos lo proponemos.
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